martes, 8 de abril de 2008

LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE DE 1934.

La revolución de octubre de 1934 fue un movimiento huelguístico de carácter revolucionario que se desarrolló entre los días 5 y 19 de octubre de ese año.

Principalmente fue alentado por el PSOE, y, dependiendo de zonas, la CNT y el PCE. Estas fuerzas obreras se habían aliado un año antes en las Alianzas Obreras y, ante la subida al poder de tres cedistas en calidad de ministros dentro del ejecutivo, los líderes obreros, espoleados por ejemplos como Alemania (donde un partido totalitario como el NSDAP, que había ganado las elecciones, mediante un golpe de Estado desde arriba eliminó el sistema republicano de la República de Weimar), fomentaron una huelga general revolucionaria.



El problema se inició en las elecciones de 1933. En ellas, por diversos motivos (desunión de las fuerzas de izquierdas, abstención de los anarquistas, unidad de las derechas e incluso el vaoto femenino) ganó, en virtud de las características del sistema electoral, un partido accidentalista como la CEDA. Como segunda fuerza política se constituyó el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux.



Ante estos resultados, pero por miedo a la actitud claramente antirrepublicana de los cedistas, Alacalá-Zamora, el presidente de la República, decidió encargar la formación de Gobierno no a Gil-Robles, el líder de la CEDA, sino a Lerroux. No obstante, la Ceda no bloqueó esta distribución del poder y apoyó al gobierno cedista monocolor. Con el tiempo, sin embargo amenazó con retirar su apoyo parlamentario si no se incluían cedistas en el gabinete. Por ello, tres miembros de este partido entraron por fin, y los obreros reaccionaron.



El día 5 de octubre la UGT convocó una huelga general que no fue secundada por la CNT en muchos lugares, como en Andalucía o Extremadura.Por ello, allí no tuvo éxito. Sí en el País Vasco, donde pese a no contar con el apoyo de los nacionalistas vascos sí que se apoderaron de algunas zonas mineras y de algunas zonas industriales, aunque las perdieron al poco tiempo.



En Cataluña, los nacionalistas catalanes radicales, que controlaban la Generalitat, aprovecharon la coyuntura para, aunque no tenían el apoyo de las fuerzas obreras, proclamar el Estado catalán dentro de la República federal española, en la noche del seis al siete de octubre.



Como reacción, el general Batet declaró el Estado de guerra en Cataluña, acometió una fuerte represión y detuvo a Lluís Companys, el líder catalanista de ERC. Además, se suspendió indefinidamente el Estatuto catalán y se designó el Consell de la Generalitat en lugar de la Generalitat suspendida.



Pese a todo esto, los hechos más graves tuvieron lugar en Asturias. Allí sí que participó la CNT apoyando al movimiento huelguístico. Así se creó la Unión de Hermanos Proletarios

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