martes, 31 de marzo de 2009

BREVES APUNTES SOBRE LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA

A lo largo de estas líneas, trataremos de realizar un breve bosquejo de lo que supuso el régimen de Primo de Rivera. No se trata de profundizar en el tema, ya que este período histórico está tratado con mayor profusión en los apuntes, pero sí de ofrecer un breve resumen, que, por su extensión , puede ser incluso demasiado simplista y generalista.

El régimen del general Primo de Rivera estuvo causado por el desarrollo histórico anterior, como suele suceder. La crisis política de los partidos dinásticos, la presión del movimiento obrero, los desastres militares como el de Annual, la exigencia no satisfecha de la burguesía catalana de medidas arancelarias, etc. generaron un clima de crispación política y de sensación de haber agotado las posibilidades del sistema de la Restauración. Un sistema oligárquico, corrupto y caduco que no respondía a las demandas de una sociedad en proceso de cambio, con una mayor tasa de industrialización y urbanización, y que exigía una democratización de las estructuras políticas. Como consecuencia, y para detener este proceso, las fuerzas más reaccionarias estallaron y, en septiembre de 1923, se aglutinaron en torno a este general.

Tras el golpe, se instituyó un Directorio Militar, compuesto esencialmente por oficiales de la más alta graduación, que desarrollaban un papel de vocales alrededor de un único ministro, el general ya citado. Con ello, se suspendía la constitución y la vida parlamentaria, al declararse el Estado de Guerra, y, subsiguientemente, los derechos individuales y las libertades públicas. En esta línea, se disolvió el Congreso y la parte electiva del Senado, y los ayuntamientos y las diputaciones provinciales. Estas instituciones representativas en el ámbito local fueron sustituidas por unos vocales elegidos por los mayores contribuyentes de estas localidades, y por unos delegados del gobierno, que eran militares. Con este hecho, los políticos profesionales de los aprtidos dinásticos, eran apartados del poder, que pasaba a estar en manos de los militares.

En línea con estas medidas, durante este directorio se aprobó en 1924 el Estatuto Local, que regulaba con detalle la vida de las instituciones locales de gobierno. Por cierto, que fue muy original en el sistema de sufragio que preveía, ya que planteó por vez primera el sufragio femenino para las mujeres cabeza de familia.

En 1925, y tras el éxito militar obtenido en el desembarco de Alhucemas (con la ayuda de Francia), el régimen, que inicialmente había sido planteado de forma provisional, se animó a perdurar. Por ello, trató de institucionalizarse con la creación de la Asamblea Nacional Consultiva, que debía fiscalizar al gobierno (teóricamente, porque al ser consultiva sus decisiones no eran vinculantes) y redactar una nueva Constitución, el proiyecto de la cual se presentó en 1929, pero no salió adelante.

En política económica, el régimen, en la línea de lo que es un sistema autoritario, desarrolló un conjunto de medidas intervencionistas (proteccionsimo, aranceles, fomento de la producción nacional mediante créditos fáciles de pagar, desarrollo de compañías monopolísticas como la CAMPSA o la Telefónica, desarrollo de las Confederaciones Hidrográficas...). En línea con este punto de vista, a nivel social se desarrollaron medidas tendentes a incorporar a toda la población en un proyecto de mejora de la vida. Era una especia de populismo. De esta forma, los conflictos laborales y sociales pasaron a resolverse en el seno de los Comités Paritarios, que enviarían sus representantes a las Comisiones Mixtas Provinciales, las cuales enviarían los suyos a los consejos de corporación de cada ramo de la producción ya a nivel nacional. Asimismo, se desarrolló un sindicato vertical en el que todos debían estar encuadrados, la Organización Corporativa del Trabajo.

Como es evidente, se trataba de un sistema conservador y paternal en el que se intentó dar cabida a todas las posibilidades. Incluso se planteó dotar al sistema de un cierto pluripartidismo entre la nueva Unión patriótica y el PSOE. Pero todo quedó en nada. No se podía reformar la vida política y social del país sin acometer un programa revolucionario y estructural. Por ello, desde el principio se empezó a desarrollar la oposición de los nacionalismos, del movimiento obrero, y posteriormente de los intelectuales, de las clases medias, de los empresarios, e incluso del monarca. De esta forma, Primo de Rivera fue destituido y sustituido por el general Berenguer, que gobernó de 1930 a 1931, y por el almirante Aznar, que, cuando consideró que el régimen dictatorial había agotado sus posibilidades, decidió volver al parlamentarismo mediante unas elecciones escalonadas, comenzando por las municipales para acabar con las generales. Este proceso se inició el 12 de abril de 1931. Pero dio lugar a otro hecho histórico que veremos más adelante.

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