viernes, 25 de noviembre de 2016

La revolución Gloriosa de 1868

En 1868, tras una fuerte crisis económica, ideológica, política y social, los revolucionarios se revolvieron en Cádiz cuando el almirante Topete dio el pistoletazo de salida a un proceso revolucionario que acabaría derribando del trono a Isabel II y a tratar de implantar la soberanía nacional.

El video, por su parte, se retrotrae a la revolución de 1854, cuando O'Donnell se subleva en Vicálvaro. Este hecho, conocido como la vicalvarada, no tuvo grandes consecuencias. Es cierto que los vicalvaristas, teóricamente defendían la pureza de la Constitución de 1845, pero también existieron otros otros elementos.

Cuando la vicalvarada demostró no modificar las cosas, O'Donnell se alió con el general Serrano para dar un golpe de más amplitud contra el gobierno. Con el Manifiesto de Manzanares, redactado por Cánovas del Castillo, los progresistas decidieron apoyar el golpe. Así, en gran parte de ciudades empezaron a organizarse juntas y, con el tiempo, y con el apoyo de los demócratas, las masas populares, hartas de un sistema de reclutamiento desigual (las quintas) y de un sistema de impuestos muy injusto (los consumos) se aliaron con los militares que se estaban sublevando. La reina, asustada, se vio en la necesidad de llamar a Espartero a formar gobierno.

El período posterior, el Bienio progresista, fue un período en el que el capitalismo burgués pudo expandirse y crecer, como no lo había podido hacer a causa de la legislación restrictiva de los moderados (restricciones a la construcción de ferrocarriles en 1852, congelación de la desamortización, limitaciones a la entrada de capital extranjero...). Las nuevas medidas económicas beneficiaron la construcción de ferrocarriles, por el apoyo del gobierno a las inversiones extranjeras.

No obstante, tras este período los moderados acabaron por volver al poder, reimplantando un sistema político ya caduco. Coincidiendo con una fuerte crisis de la bolsa y de la agriucultura, era cuestión de tiempo que estallara una nueva revolución, la de 1868, que iba a ser la que daría paso a un período en el que se ensayaron sistemas basados en la soberanía nacional.

En 1869,  esta soberanía nacional se iba a articular mediante un sistema monárquico en la persona de Amadeo I, y, cuando éste abdicó, a través de diferentes proyectos de implantar la República, a lo largo de 1873. 

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