martes, 13 de diciembre de 2016

El "encasillado" Y EL "PUCHERAZO"

El "encasillado" era la forma de gestión de las elecciones por el ministro de la Gobernación, o el ministro de Fomento, en sistemas de soberanía compartida en los que las Cortes debían reproducir el signo del Gobierno elegido "libremente" por la Corona.

El encasillado era la distribución de los diputados que formaban el Congreso de los Diputados en las circunscripciones UNINOMINALES (es decir, en las que sólo ganaba una persona, por sufragio mayoritario, y no proporcional) en que se dividía el Estado antes de las elecciones.

En función del resultado que se preveía obtener, el ministro de la Gobernación calculaba quién debía ganar en cada circunscripción. Posteriormente, para que este resultado fuese realmente el que se obtuviera, se ponía en contacto con las personalidades influyentes en cada localidad, los gobernadores civiles (que, originariamente, eran los representantes del Ministerio de Fomento), que eran los que se encargaban de ponerse en contacto, a su vez, con los "caciques" locales, que eran los que gestionaban esos procesos electorales.

Cuando la ley electoral fue la censitaria de 1878, el procedimiento fue la compra de favores. No obstante, cuando el sufragio fue universal, desde 1890, y las masas empezaron a votar, se siguieron utilizando los favores, pero también las presiones. Presiones que se basaban en la desigualdad social, y que tanto denunció Joaquín Costa en Oligarquía y caciquismo





Si el resultado no era el esperado, se recurría a aportar votos a las urnas. Como la mayoría del electorado era analfabeto, era muy sencillo adulterar el resultado.



Así, el sistema de voto fue una verdadera fachada. Como consecuencia, las masas empezaron a adscribirse a los movimientos más radicales, desde el republicanismo, hasta el separatismo, el marxismo o el anarquismo.




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