martes, 14 de noviembre de 2017

Primeros intentos de democratizar España en el siglo XIX. Breves notas

8-    EL SEXENIO DEMOCRÁTICO. 1868-1874. Los primeros intentos dem0cratizadores

1   La Junta Superior Revolucionaria y el Gobierno Provisional del general Serrano.

1a) El inicio del sistema.

En un primer momento, el poder de hecho lo tenían las juntas revolucionarias espontáneas de entre las cuales emergió la Junta Superior Revolucionaria, elegida por sufragio universal y dominada por los demócratas. Por eso defendía cambios radicales y democráticos: sufragio universal, la libertad de imprenta y de cultos, la libertad de industria y comercio, una contribución única, la abolición de las quintas y consumos, la libertad de enseñanza, la libertad de reunión y asociación pacíficas y la libertad de prensa sin legislación especial, una descentralización administrativa que devolviera la autonomía a los municipios y a la provincia, el juicio por jurados en materia criminal, la unidad de fueros en todas las ramas de la administración de justicia, la inamovilidad de los jueces, la seguridad individual, la abolición de la pena de muerte... pero nada sobre la forma de gobierno.
El primer Gobierno provisional, presidido por el general Serrrano y compuesto por progresistas y unionistas, dejó a los demócratas al margen y coexistió con las juntas hasta que éstas se disolvieron. Pese a su formación poco radical, adoptó por decreto los principios del liberalismo democrático, como el sufragio universal para los hombres mayores de 25 años, la libertad de cultos, la extinción de los conventos y casas de religiosos, la supresión de consumos, la emancipación de los esclavos, la libertad de enseñanza (mediante la derogación de la Ley de Enseñanza de Orovio de 1868), la declaración de la libertad de reunión y de asociación y la disolución de la Compañía de Jesús. Esto provocó la oposición de la Iglesia. Como estaba a favor de la monarquía, estallaron algunas revueltas republicanas en Cádiz.
  A causa de la discusión sobre la forma de Estado, el partido demócrata se dividió entre los demócratas cimbrios (que se incluirán en la coalición monárquico-democrática), un pequeño grupo republicano unitario, y el Partido Republicano Federal.

1b) La guerra de Cuba. La Guerra de los Diez Años.
          La insurrección estalló con el Grito de Yara porque los españoles que vivían en Cuba, no aceptaban abolir la esclavitud. Estos españoles sostendrían la Restauración Borbónica, que era el sistema que garantizaba sus intereses económicos y políticos.
          Los independentistas cubanos, en el otro bando, recibieron el apoyo de los Estados Unidos. En 1869 redactaron una constitución y eligieron a Céspedes, su líder, como Presidente de la República.
El conflicto concluyó en 1878 cuando el general Martínez Campos firmó la Paz de Zanjón, que, como se cumplió tarde y sólo parcialmente, dejó abierto el conflicto. Uun conflicto que resurgió en 1895-1898.

            1c) Octubre 1868- Enero 1869: Período previo a las Cortes Constituyentes. El sufragio universal y las tendencias políticas.
          Desde octubre de 1868 hasta las elecciones a Cortes Constituyentes de 15 de enero de 1869 se introdujo el Sufragio Universal directo para hombres mayores de 25 años, por lo que se amplió la participación política (incremento del número de electores). Además se obtuvo la libertad de expresión y la libertad de imprenta.
          En cuanto a las tendencias políticas, existían carlistas, moderados, republicanos y el bloque monárquico-democrático formado por los demócratas monárquicos, progresistas y unionistas. Todos ellos intentaron ganarse a la sociedad de la siguiente forma:

            • Los carlistas que decidieron participar en el juego político. Para ello incorporaron a neocatólicos como Nocedal.

            • Los moderados, que estaban debilitados, propugnaban una monarquía constitucional  frente a la monarquía democrática.

            •  Los republicanos, que pedían la República.

            • La coalición monárquico-democrática, que era la que se situó al frente de Gobierno provisional. Defendía la monarquía democrática pero con soberanía nacional. Se deshizo tras la Constitución de 1869 por los personalismos y por las diferencias entre los grupos que la formaban. Ganó en las elecciones de enero a Cortes Constituyentes y su primera acción política fue la Constitución de 1869.

            1d) La Constitución de 1869.
          Recogía los principios democráticos del Gobierno provisional y por ello puede considerarse la primera Constitución democrática de nuestra historia constitucional, ya que además de conceder el Sufragio Universal (masculino) añade una amplísima declaración de derechos (Título I) y de garantías para su preservación y descentraliza el Estado frente al centralismo de los moderados.
          Está formada por 31 artículos que definen todos los derechos y libertades individuales que debían ser garantizados por los poderes públicos, como la libertad de expresión, de asociación (hito histórico en nuestra historia constitucional), de inviolabilidad del domicilio y de la correspondencia, del sufragio universal masculino...
También expone los mecanismos para impedir la supresión o violación de estos derechos considerados inalienables, puesto que sólo se pueden suspender para preservar  de seguridad del Estado a través de una ley específica. A diferencia de los períodos doctrinarios, los derechos individuales y libertades públicas quedaban, de alguna forma, garantizados.

-     Principios políticos:
          Se trata de un régimen de libertad democrático basado en la Soberanía nacional y cuya forma de Estado es una Monarquía constitucional con acento en las Cortes. Además, se trata de un sistema aconfesional pese a que el Estado se comprometa al mantenimiento del clero.

-     Jefatura del Estado: El Rey, que puede disolver las Cortes una vez por legislatura.

 -    División de poderes. En este caso, se trataba de una división de poderes más nítida que en otras ocasiones:

                                   • Ejecutivo:
          Reside en el rey y en los ministros nombrados por él, que, por otra parte, deben ser miembros de las Cámaras para poder asistir a las sesiones de éstas. Como consecuencia, los minsitros eran controlados por el Parlamento. Sin embargo, el monarca podía nombrarlos y separarlos libremente, lo cual suponía una cierta concesión al sistema anterior (artículo 68). Cuando el régimen se normalizó y Amadeo I reinó, su práctica se apoyó en ese artículo 68.


• Legislativo:
          Reside en las cortes bicamerales formadas por un Congreso elegido por sufragio universal masculino y directo a razón de un representante por cada 40.000 personas, y un Senado elegido por sufragio universal indirecto, pero censitario para ser elegible o en su defecto haber desempeñado cargos públicos de relevancia, y una edad mínima de 40 años. Son cuatro por provincia, con lo que tiene un cierto carácter de Cámara territorial.
Por ello, acababa el tradicional predominio del Rey en la formación del poder legislativo puesto que, como dice el texto, el rey sanciona y promulga las leyes y, como consecuencia, carece del derecho de veto que tantas concesiones a la Corona hizo durante el resto del proceso de construcción del Estado liberal.  



• Judicial:
          Reside en unos jueces más independientes (la mitad por oposición y la otra designada por el rey) cuyos destinos y traslados estarán determinados por un Consejo de Estado. Además, existe el juicio por jurados para delitos políticos.

-    Régimen local
          El modelo se basa en una gran descentralización, ya que Ayuntamientos y Diputaciones disfrutan de una gran autonomía al ser elegidos por sufragio universal masculino y poder incluso fijar sus propios impuestos.
Con ello, adquirían una importante autonomía no sólo financiera, sino administrativa. Además, teóricamente, con esta autonomía, se dificultaba la influencia de los caciques en el control de las instituciones locales.

-         Reforma de la Constitución
El procedimiento debe ser el mismo que se adoptó para la de 1856: si unas Cortes deciden la necesidad de una reforma del texto constitucional, se disuelven y se eligen otras. Éstas son las que deciden sobre el proyecto de reforma constitucional, ejerciendo la labor de Cortes Constituyentes y de Ordinarias para el resto de la actividad legislativa.


2    La Regencia de Serrano

          En la constitución de 1869, la monarquía era la forma de Estado, pero nadie ocupaba el trono. Por ello, las Cortes eligieron un Regente hasta que se encontrara un nuevo rey. El designado fue el general Serrano, a pesar de la oposición de los republicanos y el Jefe de Gobierno, desde el 18 de junio de 1869 al 28 de diciembre de 1870, fue el general Prim. Entre sus medidas democráticas y laicas destacaron:
            • La reforma el Poder Judicial por Ley Orgánica, con lo que se delimitaron las jurisdicciones religiosa y militar, situándose, además, un Tribunal Supremo en la cúspide del sistema.
            • La reforma el Código Penal en 1870 democratizándose más el articulado.
            • La ley de Matrimonio Civil, una medida laica.
            • Nueva ley electoral que estableció el sufragio universal masculino.
            Durante este período el republicanismo se dividió en dos opciones: la línea parlamentaria, y la insurreccional (los clubes republicanos).


3    El reinado de Amadeo I

3a) La llegada del nuevo Rey

            Amadeo I de Saboya llegó al trono después de un complicado proceso de descarte de los diferentes candidatos, como:
            • Carlistas, que fueron excluidos.
            • El príncipe Alfonso, hijo de Isabel II, excluido.
            • El General Espartero, que rechazó la propuesta.
•Leopoldo de Hohenzollern-Sigmaringen, pero Napoleón III no lo aceptó y éste fue el pretexto para declarar la guerra a Prusia 1870-1871….
            • Los Duques de Génova y Aosta. Sólo quedaban ellos.

Así, el rey de España fue Amadeo I, duque de Génova. Con su elección se frenó el movimiento republicano en Europa.

Se disolvieron las Cortes Constituyentes y se creó un nuevo régimen, muy inestable por la oposición frontal de la nobleza, la iglesia, la burguesía, el carlismo (a través de la II Guerra Carlista), el republicanismo, el problema de Cuba, el movimiento obrero organizado, la descomposición interna de partidos clásicos como el progresista... En 2 años hubo 3 elecciones generales a cortes y 6 gobiernos. Y antes incluso de llegar el nuevo rey para reinar, el general Prim, su principal valedor, fue asesinado. Con ello, Amadeo I perdió su único apoyo y se rompió la coalición monárquico-democrática.


3b) Funcionamiento del sistema político. Los partidos y las elecciones.

Aparecieron nuevos partidos, como el Partido Constitucionalista de Sagasta (la “derecha”) heredero de los progresistas, y el Partido Radical de Ruiz de Zorrilla (la “izquierda”), heredero de los demócratas cimbrios (demócratas monárquicos).

IZQUIERDA DEL SISTEMA
DERECHA DEL SISTEMA
Partido Radical de Ruiz Zorrilla
Partido Constitucionalista de Sagasta

El sistema político funcionaba de una forma similar al de la etapa isabelina, ya que, desde el primer momento, las elecciones se intervinieron.
También se repitieron los problemas de la etapa isabelina: se fragmentaron los diferentes partidos políticos, se disolvieron las Cortes en períodos muy breves, y se recurrió al método moderado de lograr el nombramiento real del Presidente del Gobierno y el decreto de disolución de las Cortes para convocar unas elecciones que, manipuladas, pudieran fabricar unas cámaras obedientes al gobierno. No obstante, el rey intentó crear un sistema de turnismo entre los partidos radical y constitucionalista, para dotar al régimen de estabilidad, pero no pudo por la animadversión que se profesaban Sagasta y Ruiz Zorrilla.

3c) Las oposiciones al sistema. Crisis y caída de la Monarquía de Amadeo I.
Las elites tradicionales se opusieron al régimen: la nobleza de sangre (que temía que su propiedad inmobiliaria agraria se viera afectada) que se alineó junto a la causa alfonsina; la burguesía industrial y la financiera, que al principio sí estaba a favor del nuevo rey, pero ante el progresivo enrarecimiento de la práctica política abrazó también la causa alfonsina; y la Iglesia, preocupada sobre todo por los radicales y por el rey, cuyo padre, Víctor Manuel II de Italia, se había opuesto al Papa Pío IX.

IZQUIERDA FUERA DEL SISTEMA
IZQUIERDA FUERA DEL SISTEMA
IZQUIERDA DEL SISTEMA
DERECHA DEL SISTEMA
DERECHA FUERA DEL SISTEMA
Movimiento obrero: la AIT anarquista y los marxistas que crean el PSOE
Republicanos (Partido Republicano desde octubre 1868, y Partido Republicano Federal).
Partido Radical de Ruiz Zorrilla

Partido Constitucionalista de Sagasta
Carlistas:
Neocatólicos.
Rama belicosa: Carlos VII

Otro problema era el carlismo, que se recuperó tras el destronamiento de Isabel II porque esperaba aupar al trono a Carlos VII. Al principio entró en el juego democrático en las elecciones de 1869 (Cándido Nocedal y los neocatólicos) pero era un grupo minoritario. La otra rama, más belicosa, se rebeló y formó partidas armadas sobre todo a raíz de la elección de Amadeo I en 1871. En 1872 estalló la III Guerra Carlista que se extendió por Navarra y País Vasco (concluida en 1872 con el Convenio de Amorebieta), por Cataluña y Navarra hasta 1876. No obstante, no fue un problema fuerte hasta 1873.         
Otros opositores fueron los republicanos divididos en diferentes grupos políticos y sociales: propietarios y socialistas, unitarios y federalistas... eran muy minoritarios.
 También existía el movimiento obrero, apoyado por la I Internacional y por el republicanismo. Estaba fuera del sistema aún más a la izquierda que los republicanos. Fue reprimido por la Comuna de París y el miedo a la revolución y se declaró ilegal la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), que se había extendido sobre todo por Cataluña, Andalucía, Levante y se acerca al bakuninismo, aunque el marxismo también tuvo defensores que más adelante formaron el PSOE.
  El régimen era muy inestable. De hecho, desde principios de 1872 todos los opuestos a Sagasta (los radicales de Ruiz Zorrilla, los republicanos federales y los carlistas) crearon un pacto de coalición nacional para derribarlo. Sagasta cayó y le sucedió Ruiz Zorrilla, que retomó los principios democráticos de la Revolución de Septiembre, pero su gobierno no funcionó y el rey se fue quedando sin apoyos.
La esclavitud en Cuba y Puerto Rico se sumó al conflicto carlista y a las insurrecciones republicanas. Radicales y republicanos querían abolirla, pero los propietarios españoles y cubanos estaban a favor de ella. La guerra cubana se endureció y en 1873 había tanta inestabilidad y tantos problemas que Amadeo I abdicó el 10 de febrero de 1873.

4    La I República (Febrero 1873 – Enero 1874)

El 11 de febrero de 1873 el Congreso y el Senado, reunidos en Asamblea Nacional, proclamaron la República y nombraron un ejecutivo responsable ante ella gracias a la alianza entre los radicales monárquicos y los republicanos federales.


            • República indefinida:

          La coalición radical-republicana (de mayoría radical) diseñó un gobierno encabezado por el federal Estanislao Figueras (que en sentido estricto no era el presidente de la República, sino el presidente del Ejecutivo). El poder legislativo residía en la citada Asamblea Nacional, y el documento constitucional básico continuaba siendo la Constitución de 1869.
Éste se dedicó más a mantener el orden que a transformar la estructura social o el Estado. Como consecuencia, en Andalucía estallaron protestas de campesinos sin tierras que pensaban que el advenimiento del régimen republicano conllevaría un reparto social.
Estos conflictos se complicaron con los intentos de crear Estado catalán en Cataluña, que fue abortado por los propios republicanos. Además, los radicales intentaron derrocar el gobierno, pero los ministros federales apoyados por los Voluntarios de la República lograron evitarlo. Los problemas se multiplicaban.
Figueras impuso a la Asamblea un nuevo Gobierno federal. Con ello se pudo llegar a Cortes Constituyentes tras la disolución de la Asamblea Nacional y de adoptar medidas radicales como la abolición de la esclavitud en Puerto Rico (que conllevó la oposición de los empresarios interesados en mantener aquella mano de obra gratuita que tantos beneficios proporcionaba), y como la derogación de las quintas (por lo que el ejército pasó a ser sustituido por los citados Voluntarios de la República). También se suspendieron los impuestos de consumo, con lo que el Estado perdió una importante fuente de financiación, aunque así se satisfizo una de las reivindicaciones clásicas del pueblo.
          En las elecciones de mayo de 1873 a Cortes Constituyentes (por sufragio universal por todos los hombres mayores de 21 años) ganaron los republicanos federales, pero muchos partidos políticos se retrajeron. El régimen no tenía aceptación.

La República Federal. Pi i Margall. El proyecto de Constitución

El 1 de junio de 1873 se abrieron las Cortes Constituyentes. El régimen era una República Federal. Al apoyarse sólo en los federales, que estaban divididos entre conservadores como Castelar, intransigentes como José Mª Orense, y centristas como Pi y Margall, el régimen era muy inestable.
Las Cortes elaboraron un proyecto de constitución federal en el que se recogieron los derechos de la Constitución de 1869: separación de Iglesia y Estado, prohibición de subvenciones a cualquier culto, ampliación del derecho de asociación, por primera vez se hablaba de soberanía popular y se concretó la clásica división de poderes (Legislativo bicameral de Congreso y Senado sin iniciativa legislativa y sólo para controlar leyes, Ejecutivo, Judicial con juicios por jurados, y Relacional porque el presidente de la República sería el encargado de nombrar al gobierno aunque no tendría funciones ejecutivas).
El país se dividía en 17 federaciones (Andalucía Alta, Andalucía Baja, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Castilla la Nueva, Castilla la Vieja, Cataluña, Extremadura, Galicia, Murcia, Navarra, Valencia y Vascongadas, además de Cuba y Puerto Rico) Cada uno de ellas podía elaborar su Constitución y tenía poderes legislativo, ejecutivo y judicial. No obstante, se trata de un proyecto muy moderado, que propone una federación pero de arriba abajo.
Otro aspecto que hay que destacar es el conjunto de medidas sociales que Pi i Margall (que era el presidente de la República) propuso durante su etapa. Entre ellas destacaron un proyecto de jurados mixtos de obreros y fabricantes para resolver los problemas de los obreros, una reglamentación del trabajo infantil, la facilitación del acceso a la propiedad de las clases desposeídas y la revisión de la desamortización de 1836 y 1855 (que favorecía a las clases más pudientes), etc.

                        • Levantamientos  sociales y  cantonales. La Guerra Carlista

          Pese a medidas como la Ley Benot, que regulaba el trabajo infantil, las estructuras socio-económicas seguían intactas y no se abordó el tema de la tierra. Por motivos como éste estallaron insurrecciones de obreros y campesinos y hubo alzamientos cantonales en Levante (los sucesos de Alcoy), Murcia-Cartagena y Andalucía. En este último territorio, los levantamientos se debieron a que no se satisficieron las exigencias de los republicanos intransigentes, que defendían una federación de abajo a arriba. Y, en este contexto de revvueltas por la izquierda, se agravó la Guerra Carlista. El clima político era muy difícil.
Giro a la derecha. Nicolás Salmerón y Emilio Castelar

          El régimen republicano basculó hacia la derecha. Nicolás Salmerón fue el nuevo presidente y sofocó los movimientos sociales y cantonales. En septiembre le sucedió Emilio Castelar, (republicano federal de derechas), que gobernó por decreto y recortó las garantías constitucionales ante los problemas del país (el conflicto carlista, ya muy extendido geográfica y socialmente, y la guerra de Cuba que es internacional al haber tensiones con Estados Unidos).
Los nuevos gobernantes empezaron a confiar en los estamentos más conservadores, como el Ejército (para acabar las diferentes guerras civiles que había encendidas), la Iglesia (se trató de normalizar las relaciones con Roma) o importantes hombres de negocios. El régimen, buscando el orden, estaba pactando con elementos que en poco tiempo acabarían con él, pero la situación económica y política era extremadamente  difícil y fue necesario pactar con estas elites.
 Figueras, Pi y Salmerón en enero de 1874 decidieron que perdiera el cargo. Cuando en las Cortes se estaba decidiendo entre continuar con Castelar o no, el general Pavía entró en el hemiciclo y las disolvió. Es el Golpe de Pavía.

            · Etapa de Serrano. El Manifiesto a la Nación. Los problemas financieros

          Entre el golpe y la Restauración Borbónica hubo tres opciones: recuperar la Constitución de 1869 reformada para establecer una República unitaria; una República presidencialista con Serrano al frente (como McMahon en Francia); o una monarquía. Formalmente seguía un híbrido republicano sin Constitución, porque la de 1873 no se promulgó y se dejó en suspenso la de 1869. Serrano fue el Presidente del Ejecutivo, título indeterminado e indefinido.
El Manifiesto a la Nación afirmó que el Golpe de Pavía se debió al descontento de una parte importante de la sociedad civil y política que utilizó como brazo ejecutor al general. También hablaba de la interinidad del general Serrano y rompía con el federalismo, pero no articuló ningún programa político concreto. La única alternativa de régimen estable era el alfonsismo.
          Se adoptaron medidas autoritarias al estilo de Castelar: disolución de la Internacional, de los republicanos federales, de todo el que apoye la causa cubana...  Pronto aparecieron problemas financieros y la Deuda pública aumenta. Esto se complicó con un momento difícil de la guerra carlista ya que los carlistas habían tomado Bilbao, Portugalete, Tolosa...

Serrano perdió apoyos poco a poco y el ejército se fue inclinando a la Restauración borbónica. La opción canovista a finales de 1874 era la más viable y el 1 de diciembre de 1874 apareció el Manifiesto de Sandhurst. El 31 de diciembre el general Martínez Campos se pronunció en Sagunto y restauró la monarquía borbónica en don Alfonso XII. Empezaba una nueva época: la Restauración.

El final del moderantismo

Narváez y la alternativa moderada 1856-1857

La reina llamó a Narváez a finales de 1856. Su primera medida, como era de esperar, fue restablecer en toda su integridad la Constitución de 1845 sin el Acta Adicional abriendo una etapa moderada hasta 1857.
Por ello, Narváez eliminó la labor política del Bienio y retomó el Concordato de 1851 suspendiendo la desamortización. También reavivó la legislación moderada de ayuntamientos y diputaciones, la ley de imprenta, los consumos... y el sistema electoral moderado. Es decir, reimplantó todo el sistema político doctrinario moderado.
Convocó elecciones a Cortes en 1857 y, como era lógico, ganó. Con las Cortes a su favor, aprovechó para proponer un proyecto de reforma del Senado en el que, además de incluir a los Grandes de España introducía el Senado vitalicio para algunos senadores. Es decir, en esta etapa, los moderados se afianzaron en el poder.
En este período fue importante la Ley Moyano de 1857. Esta medida legislativa determinaba que los municipios de más de 500 habitantes debían levantar dos escuelas primarias, una para niños, y una para niñas, pero  con los fondos municipales.
A consecuencia de ellos, no se cumplió porque muchos pueblos no lo hicieron y porque los maestros, que vivían del sueldo de los ayuntamientos, cobraban tarde y mal.




5- La Unión Liberal. 1858-1863
En 1858 O´Donnell volvió al poder y se inició el Gobierno Largo porque fue el gobierno más largo del siglo. El general creó una nueva formación política: la Unión Liberal que, a pesar a su apariencia, no era un partido de centro, sino la unión de progresistas resellados y de moderados oportunistas. Pese a este carácter aglutinador, basculó hacia la derecha.
Los militares que lo formaron fueron Serrano, Topete, Prim, etc. además de políticos civiles que luego fueron protagonistas de la vida política como Cánovas del Castillo.
El gobierno buscó el progreso material del país, para lo cual retomó medidas como la desamortización (tras el breve paréntesis de los gobiernos moderados de 1856-1858) pero de sólo propiedades de los municipios. De la misma forma, acometieron un paquete de medidas que racionalizasen y modernizasen la administración pública y que la centralizasen, en aspectos tan importantes como el notariado y las hipotecas, como la descentralización administrativa, la libertad de imprenta con jurado, la Ley de Asociación de 1861 para la cuestión obrera... Es decir, medidas de un cierto aperturismo.

- Actividad legislativa: doctrinarismo y restablecimiento de la Desamortización.
No obstante las medidas progresistas antes citadas, los unionistas pasaron a desarrollar algunas medidas complementarias de las anteriores, pero dotadas de un cierto conservadurismo.
Como elemento complementario de la legislación progresista desamortizadora, destacamos, junto con la Ley Hipotecaria de 1861, la creación del cuerpo de Ingenieros de Montes, la regulación de la carrera fiscal y la de cuerpos docentes que se habían establecido en la Ley Moyano de 1857, fue la Ley del Notariado de 1862, que iba a regular un oficio administrativo elemental en el Estado, como es la figura del notario. 
En virtud de esta medida, los notarios pasaron a estar regulados en una doble naturaleza, como funcionarios públicos (ya que se accedía al cargo mediante un concurso-oposición, que los sustraía de la voluntad cambiante de las autoridades designadas por la Corona,) y como profesionales liberales. Además, el notario iba a ser designado por la Corona, por lo que la autenticación de las propiedades pasaba a estar regulada por la más alta institución del Estado. Así pues, observamos un proceso de racionalización de la figura del notario, pero, también, de centralización.
Un elemento muy importante a tener en cuenta es recordar que, con esta medida, se pasaba a poner orden en una actividad esencial que se estaba desarrollando, y que era dar fe de los procesos de cambio de titularidad de un bien, dentro de las desamortizaciones consecuencia de la ley general de Madoz de 1855, que los unionistas iban a restringir a los bienes municipales (como posición ideológica intermedia entre los progresistas y los moderados). Pero, sobre todo, restableció en 1858 la desamortización de Madoz (aunque excluyendo los bienes de la Iglesia hasta que se pacta con Roma en 1860).
Además de todo lo dicho, O’Donnell continuó la fiebre de la construcción ferroviaria, así como de los ensanches urbanos en las grandes ciudades. Eran leyes y medidas en las que se notó el doctrinarismo moderado porque dificultaba la concesión de licencias de construcción y apertura de líneas, aunque se retomara la desamortización. Como consecuencia:
- Consecuencia: nuevas insurrecciones
Las fuerzas políticas situadas fuera del sistema, los carlistas y las masas populares, se rebelaron. Los carlistas, con Carlos Luis de Borbón, Conde de Montemolín (Carlos VI), se desembarcaron en La Rápita. Sin embargo, ya estaban muy debilitados porque estaban divididos, a la muerte del pretendiente, entre la rama de su hermano don Juan, que renunció a sus derechos en Isabel II, y la de don Carlos, hijo de don Juan, Carlos VII, más radical (porque incluso aceptó el Syllabus anti-liberal de Pío IX). Éste último fue el que protagonizó la siguiente guerra carlista.
Las medidas doctrinarias provocaron el estallido de revueltas populares en 1857 y en 1861 (en Loja donde, amparándose en la doctrina republicana, llegaron incluso a pedir el reparto de tierras).

- Política exterior

Hacia los años 50, la actividad política española se había apartado de las cuestiones internacionales para centrarse en la construcción del Estado Liberal, pero con el gobierno de la Unión Liberal, relativamente estable, se pudo pensar en recuperar el prestigio internacional, aunque no se hizo de forma calculada y coherente.

-          Norte de África
Fue la aventura de mayor alcance político y económico, y de mayor impacto sobre la opinión pública. Se inició a raíz de una serie de ataques de los rifeños que desde los 40 desestabilizaban la zona de Ceuta y Melilla, Vélez de la Gomera, Islas Chafarinas e Islas Alhucemas. En 1859 estalló la guerra que, tras varias victorias (Wad-Ras) concluyó con el Tratado de Tetuán de 1860. Por él se delimitó Ceuta y se reconoció la posesión española de Melilla, Alhucemas y Vélez de la Gomera, además de conseguir una indemnización de 400 millones de reales.
No obstante, las ventajas materiales fueron poco importantes. Eso sí, satisfizo el orgullo nacional español. En el siglo XX tuvo su importancia no sólo por los conflictos que allí se generaron, sino porque en esta zona se ejercitó un tipo de militares, los militares africanistas, tan importantes para el desarrollo político del XX.

-          Santo Domingo
Santo Domingo, independiente desde 1844, decidió unilateralmente unirse a España en 1861 a causa de amenazas de Haití, Estados Unidos y de los conflictos internos. Sin embargo, la situación no era rentable (las presiones de Haití, Estados Unidos y el conflicto  independentista desde 1863) y Narváez abandonó el proyecto en 1865.

-          México
Las medidas del gobierno mexicano (Benito Juárez) provocaron conflictos internos que perjudicaron los intereses extranjeros porque México no pagaba las deudas exteriores. En 1861 Francia, Gran Bretaña y España decidieron intervenir. Francia propuso establecer una monarquía en la persona del archiduque Maximiliano de Austria. México aceptó, pero Maximiliano duró poco.

-          Cochinchina
Se intervino en la zona a causa del asesinato de unos obispos y misioneros españoles. El conflicto acabó con un pacto entre Francia y España y el Rey de Annam en 1862, por el que las conquistas territoriales se cedieron a los franceses. Es ésta la base del imperio francés en el Sudeste asiático.


-          Ex colonias sudamericanas (Perú, Chile y Ecuador)
Estalló la Guerra del Pacífico contra Perú, Chile y Ecuador (1863-1866) a causa de la intensificación de las relaciones británicas allí. 
Como consecuencia de toda esta política no se logró (excepto la remodelación de Ceuta), un incremento aceptable de territorios coloniales, ni de prestigio internacional aunque sí hubo más estabilidad interior.


- La crisis de la Unión Liberal.

La Unión Liberal entró en crisis cuando, tras un período que era demasiado largo para la costumbre de la época, los progresistas, sobre todo Prim, se negaron a establecer una especie de turnismo y se retrajeron. Es decir, se negaron a participar en las elecciones, aunque no renunciaron al poder. La única forma de conseguirlo sin contar con la designación de la reina era forzarla a un cambio de Gobierno.
Como consecuencia, la reina tuvo que volver a llamar a los moderados y el sistema político se corrompió.




6- La crisis del moderantismo:

El régimen moderado entró en crisis por varias causas: en primer lugar, su política ya no tenía sentido; en segundo, aparecieron nuevas ideas políticas más a la izquierda, que se extendieron con facilidad gracias al ferrocarril y al telégrafo. Así, desde principios de los 60, aparecieron movimientos de oposición de carácter popular que desbordaron completamente a los políticos doctrinarios moderados.
El primero de ellos tuvo lugar en 1865 en la Noche de San Daniel. Surgió cuando el gobierno decidió vender parte de los bienes del Patrimonio Real, como unas joyas de la reina, cediendo el 75% de las ventas al Patrimonio Público y el 25% restante a Isabel II. Castelar, catedrático de la Universidad denunció que el patrimonio real era Patrimonio Nacional, y que la reina no podía quedarse con parte del producto de la venta de esos bienes.  Por ello fue expulsado de la Universidad.
Ante esto, muchos profesores y alumnos le apoyaron y se concentraron en la Puerta del Sol, hecho aprovechado por algunos revoltosos. La Guardia Civil cargó contra los manifestantes y se excedió. Narváez dimitió.
Le sustituyó O´Donnell pero éste, pese a intentar atraer a los progresistas con medidas como la ley electoral de 1865, más abierta, o el sistema de elección por provincias, como el de la ley electoral de 1837, no pudo evitar que estallaran diferentes insurrecciones. Entre ellas destacaron la de 1866, en que Prim y otros militares se levantaron en Aranjuez, o la Cuartelada de San Gil del general Pierrad, de ideología demócrata. Poco después dimitió también y Narváez volvió al poder en 1866.
Durante su gobierno se publicaron varios decretos que acentuaban la represión, como la supresión de las garantías constitucionales, la organización de los ayuntamientos de una forma mucho más centralista, la depuración de funcionarios de 1866, o los dos decretos sobre imprenta y orden público, que terminaban por cerrar el régimen.
En ese 1866 se firmó el Pacto de Ostende, una alianza entre progresistas y demócratas para derribar a Isabel II y convocar una Asamblea Constituyente elegida por sufragio universal que decidiría el tipo de régimen.

En 1867 estallaron más pronunciamientos militares que fracasaron, pero el sistema estaba ya a punto de caer. O´Donnell falleció en 1867 y la jefatura de la Unión Liberal pasó a Serrano, que se unió al Pacto de Ostende. Por tanto, la monarquía isabelina sólo se apoyaba ya en los moderados de Narváez. Pero éste murió y a Isabel II ya no le quedaban apoyos. Era la hora de la Revolución. La era isabelina había concluido.